MOOCDirección: Módulo B_4. Creación de valor público y Gobernanza.
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Presentación
campaña “Andalucía es de fábula”,
Museo de Málaga febrero 2017
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Como ejercicio de
clausura del Módulo B querría ofrecer una visión personal sobre sus contenidos
en torno a los museos públicos andaluces, en los que durante largas décadas se
han impuesto con éxito Programas de
Difusión. Aplicamos sobre ellos los principios de gestión estratégica
según considero en un mapa conceptual de modelo circular integrado por tres
conceptos (ideas valiosas, respaldo político y viabilidad y gestión públicas),
que se autoalimentan en un circuito de crecimiento que puede ser ilimitado.
Desde la formación
de las instituciones museísticas, la atención a su público visitante ha sido
uno de los pilares básicos entre sus funciones, que se iniciaron de una forma
un tanto intuitiva hasta la proliferación de Programas de Difusión
estratégicamente diseñados como una idea de valor público en este tipo de
instituciones culturales. Dicha idea contó rápidamente con la afección de una
clase política que entendió que este tipo de iniciativa aumentaba la percepción
social de mérito sobre estas instituciones e indirectamente de sus gestores públicos, para lo que se
requirió unas propuestas de viabilidad de las actuaciones programadas,
diseñadas y ejecutadas desde la solvencia técnica de sus funcionarios públicos.
Para los gestores
políticos fue imprescindible que las actuaciones fuesen inmediatas, para lo que
en los años de bonanza económica se contaron con inversiones destacadas en los
mismos, sobre todo reuniendo una serie de iniciativas conjuntas a museos de
titularidad o gestión por la Junta de Andalucía sobre a tres campañas
anuales: Ven al Museo en torno a la celebración del Día de la Comunidad
Autónoma el 28 de febrero, la celebración del Día Internacional de los
Museos el 18 de mayo y Disfruta otra Navidad: Ven al Museo en la
campaña navideña, al final de cada anualidad. Junto a estas campañas
institucionales, en las que se pretendían objetivos más cortoplacistas, que podían
ser planteados sobre la sólida implantación de las festividades en las tres
campañas propuestas, cada institución implementó a más largo plazo programas públicos
con otras actividades propias en: visitas guiadas y educativas, actividades y
talleres.
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Transferencia de
gestión del Museo de Málaga entre Estado y Gobierno
Autonómico en mayo de 2016
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A más largo plazo,
los Programas de Difusión se han enfrentado a su permanencia en los museos
públicos andaluces superando tiempos de penuria económica, donde para algunos
de ellos incluso se ha solicitado por sus gestores políticos el coste cero, lo
que nos ha obligado a forzar las máquinas de la función pública respecto a
programaciones creativas, voluntaristas y de esfuerzos profesionales y
personales considerables, y no suficientemente reconocidos al lograr sin
financiación interesantes resultados. En este sentido, la imparcialidad y
autonomía del funcionariado público andaluz ha jugado a favor de las
disposiciones de su Dirección Pública, con una implementación de su respaldo
político que ya quisieran para sí muchos de sus efectivos en la debida
reciprocidad de asunción de responsabilidades políticas en la gestión de lo
público.
En este sentido, se
ha creado valor en el sector público mediante estrategias propias de la gestión
privada o sobre evaluaciones y estudios de mercado, donde los beneficios
sociales han sido tan elevados que la Dirección Pública ha incorporado estos Programas
de Difusión como parte sustancial de los Museos dentro de sus funciones de
servicio público, incluso llegando a destinarles tanta atención que se han
llegado a desatender otras funciones inherentes a la definición de lo que es un
Museo. Así, el personal que las atiende, ante la falta de plantillas
suficientes a todas las funciones actualmente atribuidas a los museos, en la
línea de los recortes económicos que siempre comienzan por la Cultura de un
país, nos ha inducido a establecer líneas de externalización de servicios con
empresas privadas del sector y a implementar cauces de participación social en
el Museo bien mediante la vía de las Asociaciones de Amigos de los Museos o los
Programas de Voluntariado de la Tercera Edad en Museos -en este punto, he
trabajado en la organización de voluntariado de tercera edad en el Museo de
Bellas Artes de Córdoba, no así en mi actual destino desde hace más de diez
años en el Museo de Málaga.
La primera de las
vías presentadas, la concurrencia de empresas privadas del ramo de la educación
y mediación cultural en el ámbito de los museos y conjuntos patrimoniales públicos,
incluye la implementación de los servicios con efectivos laborales
privados a través de la contratación de
sus servicios por obra, donde se contratan aquellas visitas, actividades y
talleres que no pueden ser asumidos por el personal del Museo, normalmente por
períodos lectivos si tenemos en cuenta que los programas para público escolar
son muy abundantes en nuestros museos. En estos casos, la planificación depende
de la capacidad económica para enfrentar estas actuaciones, obligando a la
Dirección Pública a priorizar aquellas actividades dentro del Programa de
Difusión que mayor valor generen en torno a nuestro servicio público.
La segunda de las
vías encuentra su fundamento jurídico en la Ley 8/2007, de 5 de octubre, de
Museos y Colecciones Museográficas de Andalucía. En su exposición de motivos,
la regulación legal consagra como principios el fomento y colaboración en su
específico ámbito, manifestando el primero el reconocimiento de la
participación social a través de entidades y asociaciones de participación
ciudadana sin ánimo de lucro, mientras que la segunda impone la obligación a la
Administración Andaluza de colaboración con otras entidades públicas y el
ejercicio de sus funciones en condiciones de igualdad y no discriminación, así
como de la promoción de todas aquellas iniciativas que visibilicen las
políticas de igualdad de género en el desarrollo de su actividad museística. En
su artículo 32 se desarrolla la participación social en los museos de
titularidad o gestión autonómica, reconociendo la existencia mediante Orden de
la Consejería competente de órganos de
participación social en función de colaborar en la mejora de la calidad de
los servicios públicos prestados. En este sentido, los poderes públicos
incentivan por ley la colaboración con actores cívicos como apoyo a la
generación de valor público en el marco de los museos y obtener un buen
resultado en la toma de decisiones políticas de difusión museística con su concurso.
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Asociación de
Amigos del Museo de Málaga, Bellas Artes y Arqueológico
Visita con
representación política de la Delegada Provincial en 2016
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La actual
Asociación de Amigos del Museo de Málaga, Bellas Artes y Arqueológico, hasta
bien no se reconozca por Orden de la Consejería esta figura jurídica integrada
en el organigrama del Museo, puede funcionar como ese órgano de participación
social que prescribe la ley andaluza en materia de museos que cree sinergias
entre el sector público y la organización de un asociacionismo ciudadano que se
integra como elemento de intermediación entre la institución y sus
destinatarios, sobre todo en el plano de las funciones y actividades que
enfrentan nuestros actuales Departamentos de Difusión en vista a la mejora de
la calidad de los servicios prestados. Esta sinergia donde no existe ánimo de
lucro por parte de este órgano de participación social, según marca la
legislación autónoma vigente, es de alguna forma iniciativa y decisión política
en seguimiento de nuevas condicionantes sociales en un sistema democrático, que
no está sujeto a las leyes del tiempo y la financiación como el caso de la
externalización de servicios, planteando una planificación de futuro muy por
encima de las urgencias del momento presente.
Terminamos el
presente excurso sobre la reflexión que nos permite nuestra autonomía y casi
libertad de cátedra -que yo reivindico siempre como servidor público en el
sentido de libertad de pensamiento, conciencia y expresión-, donde las
directrices emitidas por nuestros responsables políticos son asumidas como necesarias
por sus gestores públicos y desarrolladas en el marco de un nuevo modelo de
gestión pública. Bajo los necesarios controles en cuanto a la igualdad de
condiciones de las empresas que concurran a la externalización de servicios o supervisión
sobre los estatutos, estructuración y actuaciones de los órganos de
participación social en el marco que establece nuestro actual marco jurídico, este
nuevo modelo de gobernanza asegura: la sostenibilidad del servicio bajo
distintas condiciones económicas, el interés general de sus resultados y la
confianza social sobre los mismos, al integrarse la ciudadanía en órganos de participación,
que en resumen son los componentes del valor público que Mark Moore viene
desarrollando desde 1995.

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